martes, junio 28, 2005

09. Madonna ideología

Recuerdo la primera fiesta a la que asistí en La Habana. Yo acababa de llegar a Cuba proveniente del inmenso Distrito Federal, allá en México. Acababa también de iniciar mis estudios secundarios en la escuela Carlojotafínlai, en el Vedado, y todo me parecía nuevo y maravilloso. Me sentía un poco Colón en esa fermosa tierra que se abría seductora ante mí, al tiempo que me sabía el hijo pródigo que por fin vuelve a casa... En esas condiciones, decía, fui invitado a una fiesta.
Yo soy como los perros, los sonidos muy agudos hacen que se me ericen los pelos y supongo que eso condiciona mi gusto musical. La salsa —o casino, como entonces se llamaba en Cuba (“salsa” era un nombre contrarrevolucionario, gestado allá en NiuYol)— siempre me pareció excesivamente alta, demasiado bullanguera para mi gusto por las sonoridades graves. Mi genética ineptitud dancística también cuenta, pues una música cuya existencia está condicionada al baile (no puedes pensar, leer, conversar o simplemente oír mientras suena la salsa) me resulta en exceso inútil —sí, ya sé, el inútil soy yo, pero es más cómodo culpar a la música...
El caso es que estaba en esa fiesta, mirando con suma atención las contorsiones de las otrora sobrias compañeritas de escuela (allá en el aula, con su saya amarilla, blusa pulcra y pañoleta roja me parecían el epítome del bien portarse, y aquí, en el calor nocturno invocaban algo desconocido y anhelado), y yo, con infantil cuadratura mexicana pensaba: Dios mío pero esto es el infierno; y gozoso y dantesco como siempre he sido pugnaba por adentrarme en ese averno dulce, misterioso e insinuante... Poco después, alguien pidió que cambiaran la música y para sorpresa mía todas esas comprometidas pioneritas seremoscomoelché comenzaron a brincar y a corear aquello de I'm a material girl...

Sí, Madonna es Madonna, incluso allá en el “comunismo”.

*

Claro que la contradicción no es síntoma de cubanía, sino de humanidad. En tanto humanos (individuos sociales) somos ya contradictorios: animales que reprimimos nuestra animalidad —y nos ofendemos si nos gritan mamífero—; egoístas solidarios, salvajes comunales; cavernícolas con municipio, patria y partido... Somos unos verdaderos voyeurs (rascabuchadores, se dice en Cuba), siempre mirando al prójimo para poder ser nosotros. Antes, lo recuerdo bien, todo era ideología; hoy está de moda ignorarlas y denigrarlas. Yo soy un extremista, por eso intento mantenerme en equilibrio zen o cero —me parece que “eso” es más radical que ser un simple radical—; y tan ridículo me parece vivir la vida como si fuera una idea, como hueca me parece una vida despojada de toda idealidad.

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Pero a mí lo que me gustaba entonces era el rock (hablando de contradicciones), y no cualquier rock sino el pesado —el muy pesado, de hecho. Sin embargo el rock se consideraba una música contrarrevolucionaria, por más que los grupos que me gustaban escribieran letras sobre la inequidad e injusticia del sistema capitalista —textos ingenuos, sin duda alguna, pero revelaban una inconformidad individual ante lo social que no existía en las músicas capitalistas avaladas por los censores socialistas. Así, no había ningún problema con Pimpinela o con los ultrapatéticos españolitos de Formula V, o con José José o con Los Bukis, pero escuchar a The Clash, por ejemplo, era muy mal visto. En ese mismo sentido, en las fiestas no se podía poner música de la cubanísima Celia Cruz (traidora de traidoras) pero a nadie le importaba que escucháramos a la chica material y nos impregnáramos de su filosofía.

Tenía por entonces un amigo que por sí mismo merece un tomo entero en la enciclopedia de cubanos ilustres y desconocidos. A los trece años ya se había chutado una buena tercera parte (por lo menos) del pensamiento clásico occidental —digamos, entre Platón y Shakespeare—, y comenzaba por aquellos años a escribir sus primeros sofismas. Era un buen misógino, un excelente misántropo pero sobre todo, un tipo tímido y torpe a carta cabal —me refiero, claro, para las superficialidades sociales. En definitiva, era un autosuficiente (y en la Cuba de entonces ese era el peor insulto que se podía lanzar a alguien). Fue él quien desde sus trece (años sí, pero también trece a secas) me preguntó aquella noche: ¿no te parece una hermosa contradicción? Yo, con mi simplonería habitual, reviré: pero, ¿por qué cantan eso? No te preocupes, respondió él, aquí nadie habla inglés; simple y llanamente, no saben qué están cantando...

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Ayer recibí un email de una argentina que asegura ser comunista y me escribe para hacerme saber que no merezco mi apellido pues “el Che murió peleando junto a Fidel”. No pude (no quise) reprimirme y le respondí que era una estúpida ignorante porque el Che no murió luchando junto a Fidel, y la prueba de ello es que éste último está bien vivo y es bien absoluto, mientras el otro está absolutamente muerto. Si en Cuba escuché a un montón de cubanos asegurar que todo lo que “viene” del capitalismo es una maravilla, fuera de la isla me he topado con demasiados idiotas de signo opuesto y que sin saber de qué coño hablan, aseguran que todo en Cuba es fantástico. Como dije antes, soy radical y por eso mismo las posturas radicales (las apariencias de radicalismo) simple y llanamente me provocan bostezos. La tipa cierra su email recitando aquello de "Hasta la victoria siempre" y no puedo evitar pensar que el mundo está lleno de pendejos que creen que por repetir unas cuantas consignas guevaristas son como mi comandante Guevara. La argentina asegura que le doy asco porque ella sí es comunista y no tolera críticas a Fidel Castro, paladín (piensa ella) del comunismo... Yo, por mi parte, no la soporto como no soporto a los fidelistas que viven lejos de Fidel: me parecen todos cobardes. Si Cuba y Fidel le parecen lo más grandioso que se vaya a vivir a Cuba (yo viví en la Isla diez años y lo hice por voluntad propia, nadie me obligó a ello —y a eso, en Cuba, se le llama ser comemierda). Si de verdad adora el “comunismo” (es decir, si de verdad cree que el sistema cubano lo es) pues que vaya a comer de la libreta y a vivir sin internet, así al menos no podrá escribir cartitas bobas dándose golpecitos en el pecho. Pero como de verdad creo en la libertad de expresión, me limito a ejercerla (a decirle estúpida e ignorante) y en verdad no le deseo los males antes descritos (vivir en Cuba, y todo eso), porque estoy seguro que esa “comunista” no aguanta ni doce meses viviendo en el “comunismo”.

*
Todo esto me lleva a preguntarme, ¿qué es el comunismo? Yo, a pesar de todo, soy un idealista, por eso llamo comunismo a una serie de ideas de libertad e igualdad. Como soy idealista llamo idiotas a quienes creen que el comunismo es una realidad práctica que se ejerce en países como Cuba y que, en mi opinión, no son ni comunistas ni van a llegar a serlo por esa vía. Claro que existen dictaduras erigidas en nombre de tales ideales pero yo estoy seguro que no puede haber una plena libertad social si no hay antes verdaderos principios de libertad individual. Por supuesto, esto no indica que donde hay mucha libertad individual hay comunismo, de ninguna manera, tan sólo quiero indicar que lo primero es condición ineludible para que exista lo segundo (o qué, ¿les parece demasiado obvio?).

Pero así como hay personas capaces de defender la idea por encima de la realidad real, hay seres que creen que la realidad se forja por sí sola, sin el concurso de las ideas que los hombres tenemos de ella. Tal es el caso de los “pragmáticos” que piensan que el pragmatismo no es una idea; pero de ello escribiré otro día. Hoy me he quedado sin ideas y sin palabras: sólo pienso en esa estúpida argentina que cree que el apellido tiene que ver con el mérito (o con las ideas) y no con la biología y el registro civil. Por último, ni todo en Cuba es una maravilla, ni todo es una mierda —y lo mismo es válido para cualquier otro sitio. Pero en verdad pienso que esto último es un comentario gratuito: ustedes no son como esa imbécil y yo no tengo porqué aclarar las cosas de este modo. En resumen, estoy encabronado.

Mañana será otro día...

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Querido Ck,
Ya es duro lo suficiente buscar a tí mismo ( no hablo de ti hablo de nosotros - todos) somos contraditórios y as veces la busca es incesante, dura toda la vida. Cargar un apellido tan fuerte debe ser más duro aún por que todo que haga tiene in tus espaldas un "Guevara" así como una cruz. Creo que no deba ser malo (no quiero decir eso) debe ser pesado por que existe la competición, la comparación. Tú mejor que nadie estás buscando tu camino, no te esconde detrás de un apellido para areglar tu vida por que tiene tus próprios pensamientos y ideales. Los tiene por que es um hombre culto, capaz y no necesita de nadie para seguir. Che estaba ao lado de Fidel como estaría ao lado de cualquiera que luchase por la misma cosa que él, la história quizo así, Che e Fidel pero podría ser Che y Ramon , Che e Camilo, no importa. Che buscava solo un ideal, la igualdad. Cosa que no tenemos in Cuba, no tenemos in ningún lugar de la America Latina. Las personas no están maduras para compreender que Comunismo es solo una palabra, es duro compreender que entre la teoria y la pratica existe un abismo imenso. Podemos hablar por que tenemos accesso a tudo, de una manera o otra somos libres. Así es simples.No te encabrones.

Con todo mi cariño
Michelle

11:17 a.m.  
Blogger Vicente Torres said...

wpuntodevistaw.blogspot.com/2005/ 07/la-familia-valenciana-del-che-guevara.html

2:32 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

hola!, me llamo giovanna, soy de mexico y estoy en cuba, hable con Carlos Padrón, y me conto de ti, estoy haciendo un trabajo y me dijo que tu podias ayudarme.
si pudieras contactarme a giovs76@yahoo.com, y te mando mi informaciomn y porque te ando buscando, un saludo fuerte desde la habana.
gio

4:51 p.m.  

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